La obsesión con la productividad en las empresas parece que está rebasando peligrosas “líneas rojas”. Pero si aquí nos quejamos de los controles y prohibiciones que nos imponen en las cadenas productivas, ¿qué diríamos si trabajásemos en Noruega?
Las empresas noruegas están obsesionadas con las visitas al baño de sus empleados (lo del descanso para el cigarrillo es impensable allí). Piensan que se pierde productividad porque sus obreros pasan demasiado tiempo respondiendo a la llamada de la naturaleza.
Para evitar desmanes y controlar los descansos de sus asalariados, algunas empresas entregan una tarjeta electrónica a sus empleados para que “fichen” a la entrada del aseo, otras les obligan a firmar en el “libro de oro del baño”... pero un empresario ha llegado más lejos y ha ordenado a sus trabajadoras que se pongan una pulsera roja bien visible cuando tengan la regla. De esa forma, se justificará porque van más veces al aseo.
La medida, como cabía esperar, ha levantado una enorme polémica ya que las mujeres se sienten humilladas al ser etiquetadas y que todos sus compañeros conozcan detalles íntimos de su vida privada.
No sabemos como acabará todo pero este empresario tiene suerte: en países de otras latitudes ya lo habrían colgado de los mismísimos.
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