A 250 euros el kilo, este jamón es, evidentemente, el más caro del mundo.
Los cerdos que lo proporcionan son de pura raza, de estirpe noble y cuidada, sin que hayan sufrido ningún cruce con otras familias porcunas. Todo ello, certificado mediante análisis de ADN por la Universidad de Córdoba.
Su alimentación tampoco es desdeñable: bellotas “High class” y una cuidada selección de productos naturales durante dos años pastando de forma casi salvaje en dehesas seleccionadas. Hasta que les llegó su hora.
Luego permanecen los jamones durante tres años en secaderos naturales con un poco menos de sal de lo normal, como se hacía antiguamente, hasta que están listos para su consumo.
Ya saben: si tienen curiosidad por probarlos (y un buen bolsillo), pueden encontrar estas delicias en la empresa Cárnicas Maldonado, en la localidad de Alburquerque, Badajoz.
¡Cómo para hacer albóndigas con él!
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