Empezó en el año 1985 cogiendo los mandos de un tren del metro de Nueva York lleno de gente, llevándolo furtivamente hasta el World Trade Center y acabó hace un par de semanas robando un autobús en los talleres de la empresa adjudicataria del servicio urbano en Nueva York (la compañía New York Trailways) llegando hasta el aeropuerto JFK de “la gran manzana”.
Entre la primera “hazaña” y la última han pasado 25 años y la friolera de 27 detenciones por usurpación de identidad de empleado público. Pero Darius McCollum, que así se llama nuestro protagonista no es el típico gamberro al uso: padece el Síndrome de Asperger (autismo) y su obsesión es conducir sin permiso vehículos del transporte público.
Para conseguir sus objetivos, McCollum colecciona uniformes de los empleados de los distintos sistemas de transporte público del área de Nueva York y, en más de una ocasión ha conseguido hacerse con identificaciones de las autoridades del Transporte Metropolitano.
Ahora se enfrenta a una pena de prisión de 15 años. Según su madre, Darius “'ama a los trenes más que a nada. Los autobuses son su segunda opción. También le gustan los aviones, pero por el momento no ha podido llegar a meterse en uno”. Esperemos que su obsesión tenga cura antes de que lo consiga.
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