Puede parecer surrealista pero es totalmente real. Sucede en la prisión Puerto II, cerca de la localidad gaditana del Puerto de Santa María y ha denunciado la situación la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP).
La crisis económica ha traído consigo un recorte sustancial en las presupuestos de todos los organismos públicos, incluidas las prisiones. Aunque ocurre en otras muchas, en Puerto II las mujeres del servicio de limpieza por horas, contratado por la cárcel, ya sólo llegan a poder limpiar diariamente las oficinas exteriores; las interiores se quedan, por lo tanto, sin adecentar. Esta circunstancia extrema ha obligado a que diez presos elegidos por la dirección de Puerto II se encarguen diariamente de la limpieza de las dependencias donde trabajan decenas de funcionarios de prisiones.
Lo peor del caso es que en esas oficinas se guarda de todo, desde las llaves de todas las celdas hasta informes confidenciales de presos, pasando por material antidisturbios y documentación de los funcionarios de prisiones que allí trabajan.
Por si no fuera suficiente este problema de seguridad, la cárcel se enfrenta con otro igual de grave: los reclusos también tienen que mantener pulcra y aseada la enfermería. La sala donde se practican curas o se extrae sangre y donde debe reinar la desinfección más absoluta, limpiada por voluntariosos aficionados. Esperemos que, al menos, no se dejen a mano las llaves de los armarios donde guardan la metadona.
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