Sin embargo, los tiempos cambian y esta ilegalidad ha tomado una nueva forma: conseguir la nacionalidad apropiándose de la paternidad de un niño español.
Los hechos ocurrieron en Valencia. Una madre soltera y su entonces marido vendieron por 3.000 euros la paternidad de hija mayor a un indio sikh sin papeles para que éste le diera su apellido y legalizar de este modo su situación administrativa en España y en la Unión Europea.
Al parecer, el trámite fue increíblemente sencillo: la madre se presentó junto al indio en el Registro Civil de Alcira y solicitó el cambio del primer apellido de la niña. Al salir de las dependencias oficiales, el falso padre llevaba bajo el brazo el libro de familia, que a efectos legales, le acredita como progenitor de la pequeña.
¿Cómo puede una madre vender la paternidad de su hija? ¿Cómo puede un Registro Civil aceptar estos chanchullos? Sinceramente, no lo comprendo.
Pero, quizá, lo peor fue el destino de los 3.000 euros. No sirvieron para comprar comida; con ellos adquirieron un turismo de cuatro puertas. O, al menos, pagaron su entrada.
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