Está claro que los ladrones ya no tienen ningún respeto por la autoridad.
En el Palacio de Justicia de Benalúa, Alicante, un ladrón entró el pasado lunes en el despacho de un juez y se apoderó de una chaqueta cuyo propietario resultó ser un fiscal que estaba asistiendo a varios juicios. Aunque inicialmente el fiscal pensó que llevaba la cartera con su documentación al final sólo tenía un teléfono móvil y varias llaves.
Al parecer, el despacho del magistrado está situado junto a la sala de vistas y la costumbre es que, antes de entrar a los juicios, el fiscal deje su chaqueta para ponerse la toga. Suponemos que pronto cambiará de costumbres o, al menos, cerrará con llave la puerta.
Por cierto: ni los Guardias Civiles presentes en los juzgados ni la Policía Nacional han recibido denuncia de los hechos. ¿Sentirá vergüenza el fiscal?
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