En Somalia, grupos de radicales islamistas, han impuesto una versión estricta de la ley islámica “sharia” por la que prohíben todo tipo de entretenimiento, incluida la música, el cine y el fútbol. Ahora que se está celebrando el Mundial de Sudáfrica, estos radicales irrumpen en los barrios que dominan y, casa por casa, comprueban que nadie esté viendo los partidos.
En el caso de encontrar a algún aficionado contemplándolos, el castigo puede llegar a ser mortal: golpes, latigazos y cabezas rapadas como escarnio. Incluso ha habido disparos que ya han causado varios muertos.
La pasión por el fútbol se mezcla con el miedo a morir hasta tal punto que muchos hinchas somalíes se desplazan varios kilómetros para ver los partidos fuera de las zonas de influencia de los islamistas y algunos incluso traspasan la frontera hasta las vecinas Yibuti y Kenia para que su afición por el fútbol no acabe con sus vidas.
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