La estafa, que se venía realizando desde 1998, consistía en la introducción de errores controlados de programación en el software que vendían lo que provocaba que los ordenadores de las empresas afectadas dejaran de funcionar correctamente en una fecha predeterminada. Para solucionar el problema, las pymes se veían obligadas a llamar al servicio técnico.
En esto consistía el negocio ya que, aparte de
cobrarles la reparación, se les introducía otro “error controlado” para una nueva fecha. En el caso de que, ante los continuos problemas, las empresas contratasen el servicio técnico que prestaban estos desvergonzados, los problemas desaparecían por completo.
Los tres detenidos suministraban programas informáticos a más de 1.000 empresas, por lo que se espera que en pocos días se multipliquen las denuncias contra ellos.
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