Las, en un principio, pacíficas e inofensivas palomas que pueblan nuestras ciudades pueden no serlo tanto. Aparte de los problemas de suciedad que causan en nuestros monumentos, fachadas, vehículos y demás mobiliario urbano, ahora se suma la posibilidad de que sean transmisoras de dos tipos de bacterias: Chlamydophila psittaci y la Campylobacter jejuni.
Un equipo perteneciente al Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) han analizado más de un centenar de palomas que viven en las calles de Madrid y han constatado que más de la mitad son portadoras de estas bacterias. Las aves no muestran ningún síntoma de enfermedad, pero sus excrementos pueden llegar a provocar la aparición de diarrea crónica entre los humanos. La transmisión se puede dar mediante contacto directo o a través de la contaminación de alimentos o agua.
Esperemos que el anuncio haga que se extremen las precauciones, pero que no provoque una matanza generalizada de estos animales. Recuerden que son el “símbolo de la paz”.
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