Algunos funcionarios ya no se conforman con “poner la mano” (para que depositen en ella dinero, se entiende) sino que ahora quieren meter esa mano. Y hasta el fondo si es posible.
Un celador de urbanismo del Ayuntamiento de Calvià (Mallorca) ha sido detenido por la Guardia Civil acusado de pedir dinero y favores sexuales a una vecina de la localidad a cambio de hacer la vista gorda en unas irregularidades en una obra y proceder a la concesión de los permisos oportunos para legalizarla.
Por lo visto, la mujer no cedió al chantaje y lo denunció tanto a la Guardia Civil como al Consistorio de la localidad (cuyo Alcalde, por cierto, cobra más que el Presidente del Gobierno). Tras las oportunas comprobaciones, el Ayuntamiento ha iniciado un expediente disciplinario en su contra, decretando la inmediata suspensión de empleo y sueldo del celador, y la Benemérita lo ha detenido, pasando el caso a la vía judicial.
¿Una nueva modalidad de corrupción se abre camino entre los políticos españoles?
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