Seguramente sea la noticia más surrealista y sorprendente que se pueda leer. Al menos a los ojos de un trabajador español. En Suiza se ha convocado un referendo (si, allí le piden la opinión a los ciudadanos para cambiar las leyes, cosa que también resulta de lo más sorprendente para los habitantes de la Península Ibérica ) con una pregunta de lo más curiosa: “¿desea ampliar las vacaciones pagadas de cuatro a seis semanas anuales?”
Como en cualquier votación, había dos bandos enfrentados: por una parte los que la apoyaban, que eran los partidos de izquierda y los sindicatos. Por la otra, los que estaban en contra, el empresariado y los partidos de derecha. ¿Quién ganó?
Por goleada ganaron… ¡los que se opusieron a la ampliación! Estos helvéticos…Nada menos que un 66,5% de los votantes se opusieron y el no ganó en todos los cantones del país, incluidos los denominados “latinos”, Jura, Ginebra y Ticino, de influencia y lenguas francesa e italiana donde se pensaba que el si podría triunfar.
En palabras del Director de la Unión Patronal Suiza, Thomas Daum, "Los votantes se han dado cuenta de que algo que a priori parece agradable puede, después de una reflexión, traer muchas desventajas"; “imponer seis semanas sería inasumible por las pymes, dado que el 88% de la empresas suizas tienen menos de diez trabajadores”
Los sindicatos, inmunes al desaliento y al fracaso, afirman estar “un poco decepcionados, pero orgullosos de haber tematizado la cuestión de la sobrecarga de trabajo"; "nadie ha negado que el estrés exista, ni el Consejo Federal (gobierno) ni la patronal".
Y no se crean que los suizos piensan así porque se ven con el agua al cuello debido a la crisis económica. No; llevan más de cincuenta años negándose en sucesivos referendos (1958, 1976, 1985, 1988 y 2002) a todas y cada una de las iniciativas que han buscado la reducción de la jornada laboral o la ampliación de las vacaciones. ¡Los abuelos de los actuales votantes ya se negaban a abandonar su puesto de trabajo durante más de cuatro semanas! Quizá por ello sean los campeones europeos en horas de trabajo semanal, con un máximo legal de 45 horas y una media efectiva de 42,4. Tan sólo se les acercan en Europa sus vecinos alemanes que dedican 41,2 horas semanales a trabajar.
Igual el elevado nivel de vida del que disponen tiene algo que ver con esta manía de querer trabajar, aunque seguro que algún sindicalista español saldrá pronto en los medios de comunicación diciéndonos que los suizos son unos “amargados”. Como si lo viera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario