Ello se debe a que las moléculas de agua presentes en las bebidas difieren ligeramente en sus relaciones isotópicas dependiendo de los minerales en su origen. El cuerpo humano rompe los átomos del agua, hidrógeno y oxígeno, para la construcción de las proteínas que hacen posibles las células del cabello. Estas células pueden conservar el registro de los viajes de una persona.
Este descubrimiento puede ser útil a la hora de localizar dónde se encontraba una persona sospechosa de algún delito en un momento dado, pero esperamos que no vaya a más y se llegue a utilizar para descubrir en que bar nos tomamos la última copa en la despedida de soltero de ese amigo juerguista que todos tenemos. Que puede resultar peligroso.
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