Ahora que estamos sufriendo los rigores del verano, resulta extraño encontrarse con noticias como estas: “más de 80 muertos por la ola de frío polar que azota América del Sur”.
Está claro que en el hemisferio sur están ahora en pleno invierno y no resulta extraño que las temperaturas bajen considerablemente, pero este año parece que el crudo invierno es más severo que de costumbre.
En el sur de Chile, en la región de Aysén, han llegado a 15º bajo cero. Quizá puedan resultar normales estas temperaturas en una región tan austral, pero no lo son tanto los 2º bajo cero de la capital chilena Santiago, los 5º bajo cero registrados en el centro y este de Uruguay, los 8º bajo cero de la ciudad de Urupema en el sur de Brasil, justo en la frontera con Argentina o los 7º (sobre cero) de la región amazónica brasileña de Pará (la temperatura más baja de los últimos 20 años).
Al lamentable número de muertos por la ola de frío hay que añadir la pérdida de cosechas y la muerte de miles de cabezas de ganado.
Se espera que esta situación se mantenga hasta el próximo mes de agosto.
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