Los clientes de un nuevo restaurante de Bangkok alucinan con el primer 'camarero-robot' del mundo, que sirve con precisión milimétrica platos de cocina japonesa y baila al son de música pop entre los aplausos de los comensales.
Vestido con un traje de guerrero samurái y con una pantalla en lugar de ojos, este particular servidor es el último grito en tecnología robótica aplicada con fines comerciales y quizás el futuro del negocio de la hostelería, según su creadora.
Ayudado por un raíl, este particular camarero recorre en un santiamén la distancia que separa la cocina de las mesas, despacha la comida a través de una pequeña ventanilla que sólo se abre cuando está a punto de llegar y luego se lleva los cuencos vacíos.
Los clientes alucinan cuando lo ven aparecer y, más aun, cuando empieza a sonar por los altavoces una conocida melodía pop y el robot deja de servir los platos y empieza a bailar como una peonza.
De momento, parece que sus puntos flacos son la retirada de los platos vacíos, el servicio de bebidas y el cobro de las facturas, pero las ventajas son incuestionables: "no llega tarde, no se toma una pausa para fumar, y no pide una propina pese a que hace el trabajo de ocho personas por turno".
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