La noticia tiene su
gracia, aunque suponemos que para el protagonista de la historia no tuvo ni
pizca. Efectivos del cuerpo de bomberos de Granada fueron
requeridos de urgencia en el hospital Virgen de las Nieves de Granada para que
ayudasen al equipo de sanitarios que se encontraba de guardia en la noche del
lunes al martes de esta misma semana.
El motivo de la llamada no era ningún conato
de incendio o un problema con los ascensores del centro. No. La urgencia para
la que fueron requeridos era, por decirlo de algún modo, mucho más “curiosa”. Al
parecer, sobre las cuatro de la madrugada se personó en el centro un vecino con
el pene introducido en un cilindro de acero. Éste, de dos centímetros de diámetro
(desconocemos cómo pudo introducir su miembro en este escaso espacio) estaba literalmente
“estrangulando” el pene de este buen hombre y amenazaba con provocarle una gangrena.
Ante la falta de instrumental adecuado, los
sanitarios solicitaron la ayuda del cuerpo de bomberos. Personados en el
hospital, se dieron cuenta de que, aunque habían preparado las herramientas más
pequeñas disponibles, ninguno de sus utensilios servía para la “delicada”
operación, así que el sargento de la dotación, el heroico (al menos para el
protagonista del suceso) Simón Soriano, acudió hasta su domicilio particular
para recoger un pequeño taladro de bricolaje que, finalmente, fue la solución.
"Sólo había dos opciones: eliminar el
tubo o amputar". Afortunadamente se decidieron por la primera opción y
durante casi dos horas realizaron cortes milimétricos muy lentos hasta que
consiguieron liberar el pene atrapado.
No ha trascendido el nombre del afligido
protagonista del suceso ni los motivos que le llevaron a cometer semejante
estupidez. Lógico por otra parte: ¿a quién le gustaría que le señalaran por la
calle como el hombre que metió su pene en un cilindro de ¡¡¡dos centímetros de
diámetro!!!? Le proponemos que, a la próxima,
utilice uno de los que nos muestra el abnegado empleado de la construcción del
pie de página.
No es que quiera dar malas ideas, pero con un
par de casos como este, a Almodovar le da para realizar una trilogía.
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