miércoles, 29 de agosto de 2012

Se queja por tener 100 orgasmos diarios



“Tuve orgasmos constantes durante cuatro días. Pensé que me estaba volviendo loca. Intentamos de todo para que parara. Me ponía en cuclillas, respiraba profundamente, me sentaba sobre guisantes congelados, pero los orgasmos y la excitación sexual continuaron durante 36 horas. Debí haber tenido alrededor de 200 orgasmos durante ese tiempo.” "Incluso he llegado a tener orgasmos en público. Una vez viajaba en un tren y con cada sacudida y vibración me iba sintiendo cada vez más excitada. Fue un viaje de 40 minutos y no pude hacer nada por evitarlo. Sólo pude morderme los labios y esperar que nadie se diera cuenta".

Quien cuenta esto es una inglesa de 44 años llamada Kim Ramsey y aunque muchos (y muchas) pensarán que su vida es de color de rosa, la verdad es que sufre una de las enfermedades incurables más desagradables. Kim padece  un trastorno de excitación genital permanente (TEGP) o Síndrome de Excitación Sexual Persistente (PSAS);  una enfermedad por la que cada acto que realiza a diario va acompañado por un orgasmo, lo cual, lógicamente, le impide llevar una vida que se pueda considerar normal, siempre agotada, dolorida y, muchas veces, avergonzada.

El más mínimo movimiento de la pelvis, ya sea caminando por la calle, en el coche o haciendo las tareas del hogar, puede provocarle un orgasmo. O lo que parece un orgasmo, ya que la sensación experimentada durante el TEGP es totalmente ajeno a la líbido. Los médicos achacan esta dolencia a una caída que tuvo hace diez años y que le causó un quiste de Tarlov en su columna vertebral, justo en el punto donde se origina el orgasmo de la mujer.

"Muchos hombres y mujeres no lo entiende. Piensan que es una bendición y, créanme, no lo es" afirma, ya cansada de su enfermedad, Kim Ramsey. 

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